sábado, 7 de marzo de 2009

Dudas

Una pregunta no es mucho.

Hace casi cincuenta años comencé a escribir una novela y después de un intermedio de cuarenta años, decidí, hace unos meses, retomar el hilo de aquel deseo. Soy, o, humildemente me considero un buen lector; siempre, a lo largo de mi vida me gusto hasta el entusiasmo esa perfecta manera de contar historias que tienen los buenos escritores, Ellos tienen ese poder, el instinto de crear personajes literarios con tanta fuerza que la vida real de los hombres siempre me pareciera pobre comparada con ellos. Si en algún momento se me ha ocurrido comparar mi existencia con alguno de esos fantásticos personajes siempre termino queriendo llorar de envidia, o reír con ganas al sentirme tan dentro de su fiesta. Y es que ya no es mi mundo, es el de ellos, es el literario, no el mío. Sé que ni al más humilde escritor hay que dejar de criticarle aquello que desea contar a sus semejantes, la mayoría de las veces sin ningún ánimo de lucro pero ese esfuerzo creativo es lo que cuenta, y es por esto, que quiero dar las gracias a todos esos hombres y mujeres que un buen día decidieron escribir.
Bueno, y ahora mi pregunta.- Tengo un buen amigo (personaje literario) que dentro de mi novela me cuenta esta historia en un breve pasaje y no sé si es excesivamente trágico, así que he decidido colgarlo aquí en mi blog que aunque sé que no lo lee nadie, he pensado que igual cae algún despistado y se quiere tomar la molestia de aconsejarme.
Dice así.-
“Manuel estaba hablando con su vieja amiga en el salón de estar de la residencia “La tercera edad”, ella termina de llegar, ha ingresado después de enviudar ya hace unos meses.
Él le dice: Tengo el corazón podrido de tanto quererte, siempre te he querido y, mirándola sonreír dio un suspiro y expiró.
Luego siguen otras cosas claro, pero me gustaría saber sólo alguna opinión sobre este párrafo descrito.
Y es que hay edades en que con algunos órganos lo mejor es no jugar, ni mentarlos vamos.