sábado, 19 de abril de 2008

Aves del Paraiso

Ella, en su candor, le miraba complacida.
Que él hubiese interrumpido su cortejo,
ese encanto de multicolores plumas, llenas de luz
ese estruendo de lamentos, todos ellos cantos de amor,
esas danzas de tiernos arrullos.
De repente su huida, un volar profundo, aquella silueta que la distancía borraba.
Y sintió su soledad.
Si prendada le habia aceptado
Si ya con él el Paraiso era su mundo,
¿qué no le supo decir?...
Y sintió su soledad.
Un dorado reflejo de aquel poniente...
A regresar a mí, al fin te decides.

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